“Mantente ajeno a la batalla que empieza, y aunque tú pelees,
no seas el guerrero; Busca al Guerrero y deja que pelee en ti;
Recibe sus órdenes para la batalla, y obedécelas;
Obedece, no como si fueras un general, sino como si fueras tú mismo y
como si sus palabras fuesen la expresión de tus secretos deseos;
pues él es tú mismo, aunque infinitamente más sabio y fuerte que tú;
Búscale antes de que en el fragor y fiebre de la batalla puedas dejar de percibirlo;
pues él no te reconocerá a menos que tú lo conozcas;
Si tu grito llega a su oído atento, entonces luchará en ti
y llenará el triste vacío del interior;
Y si esto sucede, entonces podrás permanecer sereno e infatigable durante la batalla,
manteniéndote apartado y dejándole pelear por ti;
manteniéndote apartado y dejándole pelear por ti;
Entonces será imposible que des un solo golpe en falso;
Pero si no lo buscas, si pasas a su lado sin percibirle,
entonces no hay salvaguardia para ti.
entonces no hay salvaguardia para ti.
Tu cerebro te turbará, y tu corazón se tornará irresoluto,
y en medio del polvo del campo de batalla,
tu vista y sentidos se oscurecerán; y no distinguirás a tus amigos de tus enemigos.
y en medio del polvo del campo de batalla,
tu vista y sentidos se oscurecerán; y no distinguirás a tus amigos de tus enemigos.
Él es tú mismo, sin embargo, tú eres finito y sujeto a error.
Él es eterno y seguro. Él es la verdad eterna.
Una vez que haya penetrado en ti y se haya convertido en tu guerrero,
jamás te abandonará por completo, y en el día de la gran paz,
él y tú os convertiréis en uno”
Del Libro Hojas del Sendero
En Amoroso Servicio
Fraternidad Rosacruz de Mexico
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