UNA DE LAS CAUSAS DEL SUFRIMIENTO
Es cierto que cada uno de nosotros quiere conocer las causas de sus dificultades, tristezas y sufrimientos, porque a nadie le gusta vivir en estas condiciones. Necesitamos tener una comprensión profunda de los problemas que enfrentamos para poder resolverlos.
Veamos los puntos de importancia capital, donde se ponen los cimientos de nuestros disgustos y ansiedades.
Hace más de dos mil años, Cristo vino a la Tierra y la Humanidad recibió la maravillosa llave que permitiría la continuación de su marcha evolutiva, con el consecuente aumento de sus sufrimientos.
Sucede, sin embargo, que no todos han aceptado y no quieren aceptar los medios por los cuales pueden poner fin a todos estos problemas y, por esta razón, ver a continuación lo que se pondrá para verificar si es cierto o no que podemos aniquilar estos males, operando sobre sus causas.
Si hay algo que contribuye a nuestra infelicidad, es la falta de Amor Crístico por los demás. Aunque digamos todo el tiempo que amamos a los demás, esto no se confirma con nuestros actos, nuestras acciones u obras, porque muchas veces, cuando alguien dice o hace algo que nos desagrada, aunque no represente casi nada, siempre estamos dispuestos a criticarlo duramente y a dirigirle expresiones de odio.
A veces, llegamos al extremo de pensar en la venganza y, en tal condición, ¿podemos decir que amamos a nuestro prójimo? ¡No, para nada!
Podemos decir que estos hechos no tienen nada que ver con nuestros sufrimientos. Debemos respetar la opinión de cualquiera, porque aún en esto estaremos expresando amor Crístico, pero analizando los hechos dentro de la lógica que caracteriza a las más altas Enseñanzas Rosacruces, llegaremos a la conclusión de que la falta de amor Crístico atrae sufrimiento.
Sabemos que tanto el pensamiento como la palabra son fuerzas poderosas, y que cuando se dirigen contra alguien, no solo lo dañan, sino que también actúan sobre quien las emite.
El emisor, a veces, puede ser el más afectado, porque lo semejante atrae a lo semejante y quien genera el mal también atrae al mal, con triple intensidad.
Esto es tan cierto que conocemos a personas que, al desatar sus expresiones de odio y terribles insultos, presentaban grandes manchas rojas en varias partes de sus densos cuerpos, como si hubieran sufrido una violenta agresión física.
En cuanto a los malos actos, malas obras o acciones practicadas contra los demás, podemos ver cómo causan desarmonía y sus consecuencias recaen sobre quienes los practican, lo que no sucedería si todos entendieran y pusieran en práctica ese principio:
"No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti".
Cosechamos lo que sembramos, siempre.
Que siempre tengamos una mayor y creciente comprensión de estos principios para que, poco a poco, podamos vivir con más alegría y felicidad, incluso si aún no hemos cumplido todos tus deseos.
En Amoroso Servicio
Fraternidad Rosacruz de Mexico.