domingo, 26 de marzo de 2023

PACIENCIA

 

PACIENCIA :

Rays - Abril, Mayo 1988

¿Cuántos de nosotros no hemos experimentado ese sentimiento de opresión y menosprecio conocido como desánimo?

Estos asesinatos y depresión parecen eliminar de nuestras vidas todo lo que apreciamos y apreciamos.

Muchas almas decididas y elevadas se ven obstaculizadas y atormentadas por este sentido de inadecuación o inutilidad, y bendito sea aquel que no tiene que soportarlo. 

Pero, para aquellos de nosotros que sufrimos, queda al menos un punto brillante en el horizonte; a través de nuestra miseria, nos sentimos atraídos a un mayor esfuerzo y nos salvamos de la trampa del consentimiento prematuro y la complacencia que nos empuja a dejar de luchar y a caer dormidos en nuestros laureles enfrentando el trabajo por hacer. 

En cambio, nos armamos con fe, nos proponemos un propósito, sabiendo que las pruebas no son aflicciones, sino parte del proceso de formación y desarrollo necesario para transformar a los hombres y traerles la misma sustancia que los dioses son hechos. 

Acogemos con beneplácito cualquier fracaso como prueba de purificación y endurecimiento, preparándonos para mayores logros.

Pero algunos podrían responder: no es fácil ser paciente y estar seguro de sí mismo cuando sufres de desánimo. 

Por supuesto que no. 

No es fácil ejercer su voluntad en condiciones tan adversas, pero vale la pena, porque la fe en la Ley nos permite elevarnos por encima de experiencias tan dolorosas, y luego seremos capaces de aspirar y operar en condiciones mucho más cercanas a las cosas que nos gustan, además, la fe basado en la inmutable Ley de Dios crece en el conocimiento y el conocimiento abre los vasos de nuestra mente y nos libera de las condiciones indeseables que hemos acumulado.

Veamos ahora por qué siempre debemos esforzarnos por subir más allá del abismo del desánimo, la depresión, donde nos hemos deslizado descuidadosamente. 

Mediante un examen cuidadoso, encontramos que el desánimo es un enfoque negativo de la vida y un compañero de viaje inconveniente. 

Cuando cedemos y permanecemos en este estado de desánimo ante fracasos aparentes, nos hemos comprometido, al menos temporalmente, a la corriente mental destructiva, la fuente del pesimismo. 

El desánimo repele lo que es favorable y como pesimismo, atrae lo indeseable: nace de la impaciencia. 

Tenemos que aprender y aceptar que todas las cosas buenas deben salir de la inmundicia que pusimos allí. 

Al hacerlo en la fe del resultado, nos protegemos del desánimo invasor.

Se nos muestra, de otra manera, cómo superar la tendencia al desánimo o a la depresión. 

Necesitamos establecer una corriente opuesta de vibraciones. 

Cuando nos sentimos miserables e infelices, tenemos que buscar la causa. 

Si se descubre que proviene de una dieta incorrecta, es necesario cambiar tu dieta: elegir actividad física, salir al aire libre, practicar caminar o visitar a alguien agradable. 

Si el estado pesimista es causado por la depresión mental, entonces debemos negarnos a aceptarlo, y forzar nuestra mente, por la fuerza de voluntad, a volvernos hacia cosas agradables. 

Vamos a contar nuestras bendiciones (todos las tenemos) y recordemos los tiempos felices y pacíficos de nuestra existencia.

Vamos a establecer el escenario de nuestros estados de ánimo, asegurando que cada Ego esté donde debe estar, y que finalmente se convierta en lo que desea ser. 

Asegurémonos de que si quiere desarrollarse y evolucionar, se le darán oportunidades tan rápido como pueda usarlas. 

Neguémonos a ser impacientes, con el desánimo que sigue, y aprendamos a esperar pacientemente, como Dios espera el desarrollo humano.

Texto inspirado en la Enseñanza Rosacruz

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario