SINCRETISMO
Maria Coriel
Asistimos hoy a dos fenómenos dentro de las religiones, filosofías de pensamiento y movimientos afines que merecen nuestra reflexión a la luz del plano divino, tal como la filosofía rosacruz lo entiende y divulga.
En primer lugar, se trata de la mezcla de conceptos típicos de determinadas religiones o movimientos o la intrusión ya desvirtuada de los mismos.
Esta actitud es muy fomentada por los movimientos modernos, que ven en el compartir de conceptos y en la inclusión de otros en sus filosofías una especie de Nuevo Humanismo en el que retiramos de cada lado lo que nos parece mejor y reconstruimos nuestra propia filosofía.
Se considera una actitud “abierta”, por oposición a algunos movimientos que, al no participar de esta actitud, son acusados de “clausura de espíritu”.
Ahora bien, este hecho nos merece tres reparos: ni el Humanismo es la amalgama y la distorsión de conceptos, ni tal procedimiento es saludable desde el punto de vista espiritual, ni produce efectos duraderos.
No estamos diciendo que no se deba estudiar otras religiones, filosofías de pensamiento y afines y no se reflexione sobre ellas, pero es necesaria la cautela y observar la intención con que lo hacemos.
En segundo lugar, tal como nuestro hermano Max Heindel enseñó, siempre que cada religión o movimiento se manifiesta en el plano físico, ya fue previamente delineado y planificado en el plano suprafísico.
Fue creado con determinados objetivos, durante un período de tiempo y vibra en una frecuencia específica, de forma a atraer a individuos que estén en armonía con ella, pues tal movimiento fue constituido para ayudar a evolucionar a determinado grupo de seres.
Cuando mezclamos conceptos de varias religiones y filosofías estamos creando desarmonía en nosotros y a nuestro alrededor, pues estamos mezclando y distorsionando diferentes vibraciones.
Siendo nuestro cuerpo una esponja que emite y absorbe energía, esa desarmonía creada se reflejará en nosotros y en lo que nos rodea, incidiendo sus daños en los cuerpos vital y mental.
Este procedimiento se asemeja a un músico que toca el oboe y es incorporado en una orquesta de violines donde va a tocar una partitura desconocida.
El efecto de esta actitud, aunque temporal, se da gracias a la implicación del cuerpo emocional, pero produce efectos negativos en los planos físico y suprafísico.
Como no vemos el efecto inmediato y a medio plazo de esta distorsión en los cuerpos arriba mencionados y, consecuentemente, no asociamos los efectos físicos a nuestro procedimiento, hace que ni pensemos en el asunto e, incluso cuando se nos alerta, consideremos tal advertencia una estrechez de espíritu.
Además, evolucionar concentrando todos nuestros esfuerzos en un determinado movimiento, religión o filosofía de pensamiento, potencia la aceleración del propio proceso evolutivo y lo vuelve menos penoso.
También aquí Max Heindel nos deja un ejemplo bastante esclarecedor.
Dice que la evolución de un individuo que deambula de escuela en escuela o divaga de concepto en concepto se asemeja a la subida lenta de la montaña en espiral.
Mientras que el ser que encuentra afinidad con un determinado movimiento o religión y concentra en esa propuesta de recorrido espiritual todos sus esfuerzos sube la montaña en línea recta y más rápidamente.
El sincretismo puede ser entendido de varios modos: como la búsqueda existencial de un sentido para la vida, la búsqueda de una familia espiritual con la cual el individuo sienta armonía, la desorientación de determinadas escuelas o grupos, el vaciamiento espiritual al que llegaron algunos movimientos, entre otros.
Coincide este fenómeno moderno con uno de los aspectos del Creador – Nacimiento, Maduración y Muerte – en este caso, el sincretismo como la mezcla de conceptos y la distorsión de los mismos, corresponde al tercer aspecto, la Disolución.
El sincretismo, como elemento desarmónico y, por lo tanto, contra el fluir de la Vida, puede ser entendido también como el inicio, aunque tenue, de la disolución de las religiones y algunos movimientos filosóficos, tal como está establecido en el plan cósmico: la disolución dará origen a una religión universal cristiana, hasta que nuestro maestro, Cristo, pueda entregar al Padre, la Tierra redimida y libre de todo sufrimiento y podamos vivir, posteriormente, la Religión Universal, vibrando todos al unísono.
Si miramos la Historia, notamos estos tres principios del Creador activos y el sincretismo como elemento disgregador, obligando al individuo a inventar y reinventar formas para sobrevivir y que la especie no perezca.
Verificamos que el Mal trabaja a favor del Bien Supremo, aunque su intención sea contraria a la resolución del plan cósmico, en el cual Cristo se ofreció para participar.
¿Qué les queda, entonces, a los seguidores de la filosofía rosacruz? Nos queda mantenernos fieles a Cristo y a los ideales por Él fomentados, ayudando al Maestro en su trabajo y recordándonos que la Fraternidad Rosacruz es la escuela preparatoria de la futura Fraternidad Universal.
Es responsabilidad de todos vivir diariamente el ideal de la forma más pura que nos sea posible y transmitirlo a los venideros sin contaminación.
Solo de este modo, la Orden Rosacruz podrá cumplir los objetivos para los que fue creada.
Traducido de un escrito de la Fraternidad Rosacruz del Portugal, en Amoroso Servicio por la Fraternidad Rosacruz de Mexico.
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