Hoy es el primer día del tiempo que te resta para vivir”:
Lo que es realidad para algunos puede ser solo una tontería para otros.
Algunos actúan cada día conscientemente, mientras otros, que ni se preocupan, viven para el día a día.
¿Quién puede abarcar con la mirada el tiempo que le falta por vivir?
¿Quién puede determinar infaliblemente el día y la hora de su último suspiro?
Lo que falta es el lapso de tiempo entre hoy y el final.
Es el tiempo que aún tenemos y que hay que emplear de la mejor forma posible.
La persona que llegó al final de este viaje descubrirá tal vez que ese tiempo fue relativamente corto y que no pudo hacer todo lo que podría haber hecho.
Por eso, el número de años que nos resta por vivir no es tan importante como el uso que vamos a darles. Cada día es nuevo.
Cada día puede ser la ocasión para un giro total en nuestra vida. Cada día puede ser el primer día de una vida completamente nueva.
Desde este punto de vista, estas palabras escritas en la camiseta son en realidad un grito que corresponde exactamente a una época en la que todo el mundo corre tras el futuro.
Podemos, por ejemplo, intentar ganar la mayor cantidad de dinero posible para llevar una vida fácil.
También podemos dejar de fumar de un día para otro, dejar de mirar televisión, dejar de trabajar, dejar de protestar, dejar de contrariar a otras personas y sentirnos más libres en los días siguientes.
Goethe dice: “Solo merece la libertad y la vida aquel que todos los días lucha por ellas.”
Y solo podrá conquistar su vida cada día si ese es su ideal más alto.
Este pensamiento muestra una aspiración completamente diferente de la aspiración de ganar poder y dinero. En ambos casos, sin embargo, la acción presente es la semilla del futuro, una seguridad para los días venideros.
El ideal más elevado: cada uno de nosotros vive según el ideal que más valora.
Si alguien espera todo del mundo, entonces la energía de sus pensamientos y de sus esfuerzos se dirige a las distintas expresiones que corresponden a ese ideal.
En realidad, es preciso sustentar la expresión de sus esperanzas.
Riqueza, amor, poder y felicidad, por ejemplo, son las banderas que cubren los productos, pero también el humanitarismo, la filantropía, el espíritu de sacrificio y la ayuda al desarrollo no dejan de ser banderas.
Pero todo esto, al final, hace comprender que la paz en la tierra según las normas terrenales es una ilusión.
Para descubrir esto, sin embargo, son necesarias muchas encarnaciones.
Entonces, las experiencias acaban sublimándose y mostrando al hombre mortal que él simplemente es incapaz de encontrar la felicidad duradera aquí abajo.
La línea vertical corta la línea horizontal: esta toma de conciencia representa un momento crucial. Literalmente conduce al cruce de dos caminos, al punto en que la línea vertical de la Vida original corta la línea horizontal de la vida terrenal.
En ese momento hay una elección: seguir buscando su felicidad en el exterior, en la línea horizontal, contra toda evidencia, o volverse hacia el interior y buscar su realización elevándose hasta la fuente original de toda Vida, oculta en lo más profundo de su ser.
Este momento es realmente crucial: ¡esta elección va a determinar definitivamente el resto de tu vida!
En el primer caso, la persona se obstina en buscar a lo largo de una espiral descendente, mientras sus pensamientos y deseos volcados a la espiral ascendente la torturan. Sus momentos de felicidad se hacen cada vez más cortos, cada vez más fugaces, y solo traen descontento cuando deja escapar la vida superior.
En el segundo caso, sus deseos y pensamientos le hacen experimentar vivencias que percibe como una felicidad de un orden completamente diferente.
Elevándose paso a paso en una espiral ascendente, sus vivencias de felicidad se prolongan y renuevan su ser cada vez más profundamente.
Esta persona ya no sitúa su felicidad en el plano exterior de su vida, sino en experiencias espirituales, que comparte con muchas otras personas.
La semilla del futuro comienza a germinar: sigamos al buscador de la Verdad durante el tiempo que le resta por vivir.
Desde el momento en que hace su elección precisa, la semilla del futuro, que hace mucho tiempo se sembró dentro de él, comienza a germinar.
Comprende que la verdadera y duradera felicidad depende de la semilla de la verdad, de la chispa divina oculta dentro de él.
El centro espiritual de su corazón es una dimensión completamente nueva en su vida, y sigue paso a paso sus impulsos y sugerencias.
Quien busca su origen divina y descubre el camino de regreso ya no pierde el tiempo ni desperdicia una sola gota de su energía en cosas menores.
No tiene necesidad de vivir múltiples experiencias, pues sabe que solo le traerán algunos breves instantes de placer.
Aprovecha su oportunidad para poder encontrar la felicidad eterna, la Vida original, en el tiempo que le queda de vida.
Las palabras escritas en la camiseta realmente tienen un significado para él.
Imagina que, a partir de su gran descubrimiento, cada pensamiento, cada emoción, cada acción serán determinantes en el transcurso del resto de su vida.
Le enseñan la importancia de permanecer siempre alerta.
Le obligan a vivir consciente y concretamente según el Plan divino que está escrito dentro de él.
Existen muchas referencias para definir tu elección.
Así como el materialista que emplea toda su energía para alcanzar sus objetivos, quien busca a Dios pone todo su ardor en buscar la fuente original de la verdadera Vida.
“Sin mí, nada podéis hacer”, dice Cristo.
Ahí está la respuesta a la pregunta “
¿Dónde encontrar la fuente original de la Vida?”
Es la fuente de la cual fluye, en el microcosmos, la energía regeneradora. Sin esa fuerza, es imposible experimentar la Vida eterna.
Cristo, la fuerza universal que levanta al hombre de su caída, está presente dentro de él como principio fundamental: es necesario que lo busque, lo encuentre, lo vivifique y lo manifieste, diciendo un adiós definitivo a la vida inferior.
Desplazamiento radical de los acentos de la vida:
Voltándose hacia esta fuerza y dejando de lado todos los aspectos de la materia, el buscador va, al mismo tiempo, desplazando todos los acentos de su vida.
Ya no se ve determinado por una teoría o por un salvoconducto teológico, sino por actos concretos, porque reconoce interiormente que esa fuerza es el factor de su renovación total.
Muchos caminos pueden conducirlo a este reconocimiento, por ejemplo, la lectura con el corazón.
Aquí no se trata de la técnica de lectura que se enseña a los niños, ni del modo en que el intelecto naciente debe ordenar sus ideas, como una computadora, fragmentando las frases según su construcción gramatical para sacar conclusiones a partir de ellas.
Eso no haría avanzar al buscador en su camino.
Leer con el corazón significa sentir, descubrir qué imagen de la Vida original el autor quiere transmitir con la ayuda de palabras imperfectas.
Para leer de este modo, es necesario un corazón abierto, una visión sin prejuicios y una orientación clara sobre los valores espirituales expresados por otra persona.
La comprensión recibida en este camino puede conducir sus pensamientos a grandes alturas.
Aunque el pensamiento humano no esté preparado para sondear o captar el Espíritu divino, puede, sin embargo, recibir ciertas inspiraciones divinas.
Así, en el transcurso de su vida presente, si logramos comprender esto, podemos estar más atentos. No en vano se dice: “Quien siembra viento, recoge tempestades”, pero también “Quien no aprende del pasado, será castigado en el futuro”. La persona que siempre comete los mismos errores y no aprende absolutamente nada de ellos, un día será confrontada consigo misma.
La suma del pasado determina el presente, y la forma en que reaccionamos ante los acontecimientos determina el resto de nuestra vida.
Por eso, hoy tenemos este momento de comprensión: estamos sembrando el futuro. ¡Hoy es el primer día del tiempo que nos resta de vida!
Sería posible abandonar este camino, que ya fue trazado con antelación?
En el momento en que el ser humano sigue este sendero, también es interpelado por la reminiscencia de la vida original.
Siempre se le presenta la posibilidad de abandonar el camino del karma y elegir el camino de la renovación y la liberación.
Si obedece a esas sugerencias, podrá abrirse a nuevas posibilidades.
Sus pensamientos estarán enfocados en ellas y encontrará su camino en la región frontera que separa la existencia mortal de la vida inmortal.
Su ser áurico todavía le dicta pensamientos, sentimientos y acciones, pero ya surge una nueva comprensión dentro de él y se convierte en un buscador de la verdad.
Al principio son migajas de verdaderas ideas, que lo encaminan hacia la pista.
Poco a poco, estas ideas se vuelven más precisas y entrevé un camino que lo puede sacar de una degeneración mayor.
Esto no le agrada a su ser áurico.
Para conservarse, este intentará sofocar desde el principio todo crecimiento verdadero, pues su existencia está en peligro. Incluso cuando el buscador no es completamente consciente de aquello que busca, su ser áurico ya está asumiendo el control sobre él.
Consciencia creciente de un grandioso plan
Gracias al núcleo original de su microcosmos, el buscador va, poco a poco, formando pensamientos contrario a los intereses del ser áurico.
Progresivamente, se va formando en su consciencia una imagen del grandioso plan previsto para el desarrollo de la humanidad y para su retorno a la vida original. Comienza a ver el mundo y sus criaturas con otros ojos.
Ahora, ya puede vislumbrar su origen divino y descubrir progresivamente cuánto se ha separado de él. Y a medida que su deseo de volver crece, su inquietud interior lo impulsa más y más a la búsqueda.
Va comprendiendo que debe renunciar a todos esos intereses terrenales para ganar la vida divina, ya sea en el curso de su vida presente.
Si logramos comprender esto, podemos ser más prudentes.
No en vano se dice:
“Quien siembra viento, cosecha tempestades”, pero también
“Quien no aprende del pasado será castigado en el futuro”.
La persona que siempre comete los mismos errores y no aprende nada de ellos, un día será confrontada consigo misma.
La suma del pasado determina el presente, y la forma en que reaccionamos ante los acontecimientos determina el resto de nuestra vida.
Por eso, hoy tenemos este momento de comprensión: estamos sembrando el futuro.
¡Hoy es el primer día del tiempo que nos resta de vida!
Su ser áurico aún dicta pensamientos, sentimientos y acciones, pero ya surge dentro de él una nueva comprensión y se convierte en buscador de la verdad.
Al principio son migajas de verdaderas ideas, que lo colocan en la pista.
Poco a poco, estas ideas se vuelven más precisas y entrevé el camino hacia una degeneración mayor.
Esto no agrada a su ser áurico, que intentará sofocar desde el principio todo crecimiento verdadero, pues su existencia está en peligro.
Incluso cuando el buscador no es completamente consciente de lo que busca, su ser áurico ya toma control sobre él.
Gracias al núcleo original de su microcosmos, el buscador va formando pensamientos contrarios a los intereses del ser áurico.
Lentamente, en su conciencia se forma una imagen del gran plan para el desarrollo de la humanidad y del retorno a la vida original.
Empieza a ver el mundo y las criaturas con otros ojos; ahora puede vislumbrar su origen divino y descubrir, progresivamente, cuánto se ha separado de él.
A medida que su deseo de regresar crece, su inquietud interior lo impulsa más y más hacia la búsqueda.
Va comprendiendo que debe renunciar a todos esos intereses terrenales para ganar la vida divina, incluso en el curso de su vida presente.
Cada uno debe revelar su propio misterio.
¿Cómo destruir la influencia de lo mortal?
Pablo habla de morir diariamente, y los cátaros llamaban a este proceso endura. El inicio es el abandono inteligente de todo lo que obstaculiza el desarrollo del alma.
Esto puede parecer más fácil para unos que para otros, pero cada uno debe develar su propio misterio.
Generalmente, ese abandono provoca una gran revolución interior y puede traer crisis exteriores también.
Sin embargo, si no se reacciona ni interior ni exteriormente entonces es posible alcanzar el punto en que todas las oposiciones pierden su poder.
En la calma que sigue, el buscador de la verdad comprende la voz que le llega de la Fuente Original de la Vida.
Su pensamiento se renueva y ya no se orienta hacia la conservación de su ser mortal.
Entonces, sus ideas, sentimientos y acciones serán honestos, alineados con la Fuente de la Vida.
Ahí está también la fuente del amor que desconoce el odio, sobre el cual Pablo habla en su Primera Epístola a los Corintios:
“Aunque yo hablara las lenguas humanas y de los ángeles, si no tengo amor, soy como metal que suena o címbalo que retiñe...”
La suma del pasado determina el presente y la forma en que reaccionamos ante los acontecimientos determina el resto de nuestra vida.
Así, hoy tenemos un momento de comprensión: estamos sembrando el futuro.
¡Hoy es el primer día del tiempo que nos resta de vida!
Por eso, quien reconoce el sentido profundo de este día, sabe que cada instante puede ser el inicio de una transformación verdadera; que el futuro se siembra ahora, con cada pensamiento, palabra y acción.
Abandonar la búsqueda exterior de felicidad y mirar hacia el interior conduce al descubrimiento del origen divino. El auténtico cambio comienza con el reconocimiento y la vivencia de esta fuente interior.
Renunciar a los viejos hábitos y las limitaciones del “yo” permite el florecimiento de la vida espiritual.
Esto no sólo transforma a la persona, sino que la integra en la unidad de toda la creación.
La chispa divina se manifiesta y guía el camino hacia la verdadera paz, solidaridad y comprensión, tanto con uno mismo como con los demás.
Así, cada día es una oportunidad única para elevar la conciencia y contribuir al plan universal. La enseñanza final:
¡Hoy es el primer día del tiempo que te resta para vivir!
Aprovecha este momento para poner en marcha la renovación interior, sembrar el futuro espiritual y vivir plenamente la vida original desde lo más profundo de tu ser.
En Amoroso Servicio
Fraternidad Rosacruz de Mexico.
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