TEMPLO DE SALOMON
En el Primer Libro de los Reyes, capítulo 6, y en el Segundo Libro de los Reyes, capítulo 7, leemos:
"En el año 480, después que los hijos de Israel salieron de Egipto, Salomón en el cuarto año de su reinado, en el mes de Ziv, comenzó a edificar la casa de Jehová.
La casa que el rey Salomón edificó para el Señor medía 60 codos de largo, 20 codos de ancho y 30 codos de alto.
La casa fue construida con piedras ya preparadas en las canteras, de modo que no se escuchó ningún martillo, ni hacha, ni instrumento de hierro en la casa cuando la construyeron.
Luego levantó las columnas en el pórtico del templo, y cuando levantó la columna de la derecha, la llamó Jaquín, y cuando levantó la columna de la izquierda, la llamó Booz".
El pasaje bíblico de la construcción del Templo de Salomón en Jerusalén está revestido de un rico simbolismo y alegoría.
Existe una relación cósmica entre las medidas del edificio: 60 x 20x 30 = 36.000 (3+6+0-0+=9).
El nueve es el "número del ser humano", como afirma Max Heindel en la Concepción Rosacruz del Cosmos.
El Templo de Salomón trata sobre nosotros y nuestro desarrollo espiritual.
La tradición esotérica establece una relación entre los dos pilares del templo, Jachin y Booz, y las dos columnas que precedieron a los israelitas cuando cruzaron el desierto.
Por la noche, una columna de fuego iluminaba su marcha.
Durante el día, una nube los protegía del sol abrasador.
El Templo no pudo ser construido durante la peregrinación al desierto.
En el desierto solo había arena y el edificio no tendría estabilidad.
Además, eran un pueblo nómada, siempre marchando en busca de la Tierra Prometida. Una vez allí, después de mucho tiempo fue posible erigir el templo, gracias a la sabiduría de Salomón.
En el Primer Libro de las Crónicas, capítulo 3, se dice que "Salomón comenzó a edificar la casa del Señor en Jerusalén sobre el monte Moriah".
Según la tradición judía, el monte Moriah era una roca enorme.
La roca simboliza la verdad.
Las arenas del desierto simbolizan ilusiones, fantasías.
El Templo de Salomón fue construido silenciosamente sobre la firmeza de una roca.
El Templo de Salomón simboliza nuestra conciencia espiritual, formada a lo largo de muchos renacimientos, muchas experiencias y muchos sufrimientos.
Esta obra es silenciosa (sin ruido de martillo), anónima y, en consecuencia, ignorada por la mayor parte de la humanidad.
Sin embargo, es la actividad más importante y fundamental de la vida. Hora tras hora, momento tras momento, cometiendo errores, haciendo las cosas bien y sufriendo, construimos nuestra conciencia espiritual.
En Amoroso Servicio
Fraternidad Rosacruz de Mexico
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