lunes, 24 de julio de 2023

TRABAJO

 


TRABAJANDO CONCIENTEMENTE

David L. Duffy

Como aspirantes que buscan vivir una vida espiritual, frecuentemente nos encontramos solos en el mundo, separados de amigos y familiares, porque nuestro punto de vista difiere del que ellos tienen. 

Una vez que reorganizamos nuestros valores, actitudes y comportamiento, podemos vivir más fácilmente en forma privada. 

Las nuevas dificultades surgen cuando comenzamos a relacionarnos con la gente, porque necesariamente somos diferentes a ellos. 

Nosotros queremos ser más amables y tolerantes con los demás, y ejercitar en mayor medida el autocontrol. 

Sin embargo, no debemos confundir ser “espiritual” a través de nuestro comportamiento, ya sea infiriendo sanos alimentos, cuidando de no decir cosas malas o perjudiciales, y en general, disciplinando en mayor medida nuestra naturaleza de deseos.

Hay tres efectos que se evidencian cuando estamos trabajando conscientemente para frenar nuestros deseos. 

En primer lugar, los aspirantes pueden encontrarse con que han desarrollado un sentimiento de culpa, como una reacción a su control emocional imperfecto. 

El actuar de una manera contraria a la imagen espiritual que deseamos alcanzar, frecuentemente nos sumerge en sentimientos de culpa y subestima. 

Y aún a veces, somos pesimistas al pensar si seremos capaces de llevar a cabo una verdadera vida espiritual.

El segundo efecto, concierne al desarrollo de la parálisis emocional. 

Hay una ostensible pérdida de energía al realizar las actividades diarias del aspirante y él mismo puede desarrollar una actitud de indiferencia respecto del mundo en que vive. 

La supervivencia en el mundo material requiere de una paciencia que nosotros aparentemente no tenemos. 

La vida espiritual parece requerir protección del mundo material.

El tercer efecto se manifiesta como enojo, cólera y frustración. 

La represión de los deseos produce un embotellamiento de energía que no tiene medio adecuado para una expresión constructiva.

Cuando hemos acumulado una substancial cantidad de fuerza y no la canalizamos creativamente, podemos experimentar repentinas explosiones de cólera, enojo o enfado a la menor provocación.

Aún más, podemos llegar a dirigir esta energía a expresiones tales como la crítica, malos actos y, algunas veces, incluso la magia negra.

Max Heindel advirtió a los aspirantes espirituales que se enfrenarían con este desafío. 

En “El Mensaje de las Estrellas” él escribió: “Un fuego bajo nuestro control es útil, pero la muerte acecha en el humo y los gases nocivos de un fuego ahogado, sofocado demasiado, subyuga la ambición legítima y frustra el desempeño del individuo; ello puede conducir a las desafortunadas víctimas a los caminos del mal, porque la energía dinámica de Marte debe y tiene que salir de algún modo”.

El mejor camino, entonces, para moldear nuestra naturaleza de deseos a lo largo de líneas espirituales, es el trabajo. 

Trabajar en el mundo, cualquiera que sea el trabajo, nos da una oportunidad para canalizar nuestras energías constructivamente, aprendiendo paciencia y disciplina, así como también a servir a los demás. 

El Servicio del Templo de la Fraternidad Rosacruz dice:

“El servicio amoroso, altruista y desinteresado que hacemos a los demás, es el camino más corto, más seguro y más gozoso que conduce hacia Dios…”

En Amoroso Servicio

Fraternidad Rosacruz de México

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